Como si la propia catástrofe no hubiera sido suficiente, el impacto del asteroide Chicxulub, a finales del Cretácico, hace 66 millones de años, tuvo consecuencias a escala global. La intensa onda de choque y la energía liberada, fulminaron cualquier forma de vida en las inmediaciones. Descomunales tsunamis causaron la muerte de animales y plantas a miles de kilómetros de distancia, y los supervivientes debieron luchar en el invierno que sobrevino después a causa del polvo y la ceniza. Mientras tanto, tras el impacto, la tierra siguió temblando durante semanas o meses. Así lo concluye un estudio dirigido por Hermann Bermúdez, de la Universidad Estatal de Montclair, y sus colaboradores. Los investigadores presentaron sus resultados hace poco en un congreso de la Sociedad Geológica de América.
Según los cálculos de Bermúdez y su equipo, el mega terremoto liberó un total de 1023 julios, una energía 50,000 veces superior a la del devastador terremoto de Sumatra del 26 de diciembre de 2004. Para realizar su estudio, el equipo examinó depósitos del límite Cretatácico-Paleógeno en distintos puntos de Estados Unidos, Colombia y México que contenían esférulas vítreas, así como tectitas y micro tectitas, un material que se formó durante el impacto as resultado de las altas presiones y temperaturas des de la colisión. Y es que, al recibir el impacto, algunos fragmentos de la corteza terrestre se fusionaron entre sí y fueron catapultados hasta depositarse de nuevo en amplias áreas.

En la actualidad, ese material vítreo se halla incrustado en estratos de lava solidificada y arenisca que muestran indicios típicos de seísmos. Tales indicios se siguen observando por cima de la línea que marca el límite, lo que indica que los seísmos continuaron a lo largo de semanas y meses hasta que el material de grano fino en suspensión se depositó. Justo por encima de esos estratos se hallan los primeros restos de helechos fósiles, lo que pone de manifiesto la recuperación de la vida. «La sección que descubrí en la isla Gorgonilla, en las costas de Colombia, es un lugar fantástico para estudiar el límite Cretatácico-Paleógeno porque es una de las que mejor se conserva y porque en aquel momento se hallaba en las profundidades oceánicas, por lo que no se vio afectada por los tsunamis», explica Bermúdez.
En México y Estados Unidos también se han encontrado evidencias de la deformación producida por el mega terremoto. En El Papalote, Mexico, Bermúdez observó indicios de licuefacción, un fenómeno que se produce cuando las intensas sacudidas hacen que los sedimentos saturados en agua fluyan como un líquido. En Misisipi, Alabama y Texas, el geólogo registró fallas y fisuras probablemente related con el mega terremoto. También documentó depósitos de tsunami located in distintos puntos del interior de los continentes.
Daniel Lingenhöhl
Referencia: «El mega terremoto de Chicxulub: Evidencia de Colombia, México y Estados Unidos». Hermann Bermúdez et al. en Resúmenes de la Sociedad Geológica de América con programas, vol. 54, núm. 5, 9 de octubre de 2022.
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