La política apatzinguense en tiempos de pandemia, “Dende nantes” -como dijeran políticos que ya no circulan-, y hasta hoy día, dicha política ranchera no ha sido más que de cambio de actores, pero siempre con las mismas prácticas.
Si la pandemia nos ha enseñado algo es a permanecer en casa, sin que exista poder humano que nos pueda culpar por no salir a las calles a manifestarnos por los excesos de los gobernantes y por las leyes leoninas que tenemos impuestas, a pesar de los esfuerzos (que dicen algunos ser ‘titánicos’) de nuestros huéspedes temporarios en los diversos Congresos para derogarlas o, en el mejor de los casos, proponer nuevas que alivien las consecuencia de las pasadas.




Pero bueno, recuerdo ahora aquellos personajes de valía que los personajes con dinero hicieron a un lado y aplastaron -la mayoría ya varios metros bajo tierra-, esos personajes que imprimían cierto respeto a quienes les conocían, los mismos ahora -los que sobreviven-, no son más que comparsa de los ‘líderes’ que a fuerza de mantenerse en el tiempo, tienen un bastión significativo, y les ‘mantienen’ sosegados mientras se llega el tiempo de azuzarlos otra vez. 100% institucionalizados (dijera Morgan Freeman en la película “Sueño de Fuga“), sin visos de crecer, si no, más bien, de mantenerse de algún modo vigentes por el famoso dicho: “Crea fama y echate a dormir“. Tales liderazgos asoman las narices otra vez… Ya con lentes, avejentados, algunos con ropas nuevas y cachetes rollizos, otros no tanto. De todos un signo común: “Todos listos pa’ un mandado“. Pero de ellos ya dedicamos demasiado espacio digital, mejor vayamos al caldo, a la sustancia del asunto.
Y es que es menester mencionarlo. Ya no existen los que bien llamaba “El populo“: “El campeón y adalid de la Justicia Social y las causas justas“, el hombre (sin género por favor), que se ufanaba de llevar la voz de los necesitados a las curules de los diversos Congresos locales o, ‘pior’ (que es peor que peor), al Congreso de la Unión. De los senadores pues, mejor ni hablamos, demasiada tinta se ha vertido sobre las necesidades imperantes de desaparecer dichas posiciones, al igual que las figuras de representación proporcional (plurinominales les llaman a saber), desaparecer dichas posiciones por así convenir a los intereses de la nación, pero… ¡Prevalecen! Y no solo eso, son el preámbulo para que los ‘candidateables‘ más hábiles lleguen a las gubernaturas de los estados bien aleccionados y apadrinados por empresas, instituciones y demás parafernalia ad-hoc a la política nacional.
Es obvio que los esfuerzos de la cabeza de gobierno federal (nuestro cabecita de algodón, AMLO para mejor mención), en sus esfuerzos por acabar con la corrupción galopante, no sean ni por mucho los esfuerzos justos y necesarios para darle la vuelta a un País tan orgulloso y gallardo como lo es el pueblo mexicano, ironías aparte. Es loable, pero no es suficiente, lo repito, ya que en las cúpulas, por asegurar procesos que son de seguridad nacional, se han designado en posiciones estratégicas a quienes tenían el ‘know-how‘, el conocimiento de los actores, procesos y estrategias más críticas a conservar en y de la economía y paz social mexicana.
Por eso, es de subrayar, que aún con los acuerdos, Leyes y componendas que todavía son párvulos en su actuar, estos sean denostados por cualquiera con suficiencia presupuestal, o de ‘compadrazgo’, para pasar por encima de ellos como pasa “Pedro por su casa“.
De los ‘bots‘, que dicho sea de paso: “No son una innovación en política“, nos encargaremos en una próxima edición.
Pero bueno, dejo de lado mi vetusto monólogo a la posteridad, con la esperanza puesta en que un día, como a Einstein, me citen y escriban: “Como aquel pinche árabe incrédulo que escribió…“.
¡Es cuanto!
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