Las personas que conviven con mascotas en casa o con animales de granja son muy conscientes de que estos animales son capaces de expresar emociones de una forma que no se aleja demasiado de la forma en que lo hacemos los humanos. Pero, ¿de qué depende que seamos más o menos capaces de comprender estas señales emocionales?
De acuerdo a un nuevo estudio del Departamento de Biología de la Universidad de Copenhague, las personas más empáticas también son mejores para decodificar los sonidos emocionales de los animales. En la investigación, los autores analizaron cómo los mamíferos se comunican entre sí y cómo factores como la edad o el trabajo que se realiza con estos animales influyen en la comprensión de su vida emocional.
En el estudio participaron 1.024 personas de 48 países. Antes de comenzar la prueba, se les pidió que respondieran preguntas demográficas: género, edad, nivel de educación, si tenían hijos y si su trabajo o estudios estaban relacionados con los animales. Para prepararse para el experimento, los animales de prueba se registraron en situaciones de excitación variable y valencia positiva o negativa asociada (p. ej., expectativa de comida frente a frustración de comida). Luego se verificó la valencia emocional utilizando indicadores de comportamiento descritos en la literatura de investigación. La excitación emocional se evaluó en función de la frecuencia cardíaca en los animales domésticos y el movimiento (un buen indicador conductual de la excitación) en la vida silvestre.

Después de que se preparó la prueba, se reprodujeron sonidos de cabras, vacas, caballos, cerdos y jabalíes, junto con sonidos de galimatías humanos hechos por actores. Luego se les presentaron varias preguntas, cada una de las cuales contenía dos sonidos de animales de un animal en particular, con una excitación diferente (pero la misma valencia) o una valencia diferente (pero la misma excitación). Luego tuvieron que adivinar si el sonido era de alta o baja excitación o carga emocional positiva o negativa (es decir, valencia). Después de la prueba, se les pidió que completaran una prueba estándar de empatía, que asigna puntajes en 4 dimensiones de este constructo a las personas.
Los resultados revelaron que los participantes que trabajaron con animales (cerdos domésticos y caballos fueron más fáciles de descifrar para los sujetos que sus parientes salvajes) reconocieron más fácilmente los sonidos emocionales de los mamíferos presentados. Por otro lado, los datos del estudio mostraron que los mejores puntajes se encontraron entre los jóvenes de entre 20 y 29 años. Parece que la capacidad de decodificar los sonidos de los animales disminuye constantemente con la edad. Del mismo modo, las personas con puntuaciones altas en empatía fueron las que demostraron una mayor pericia a la hora de desentrañar la comunicación emocional de los animales. No hubo diferencias destacables en función del género, la paternidad o el nivel educativo de los participantes.
El estudio permite concluir que los seres humanos expresamos la excitación emocional de la misma forma que los animales, ya que es una respuesta evolutivamente bien conservada en los mamíferos. Por eso, cuando usamos la misma regla para interpretar los sonidos emocionales de los animales, normalmente acertamos. Sin embargo, es más difícil para nosotros decodificar el estado emocional de un animal si solo nos basamos en la valencia (la cualidad positiva o negativa de la emoción).
Esta investigación ha arrojado resultados interesantes que señalan el camino hacia formas concretas de trabajar para mejorar el bienestar animal a través de la comprensión de sus emociones.
Imagen de Unai Aso
Referencia: “La edad, la empatía, la familiaridad, la domesticación y las características de la llamada mejoran la percepción humana de las expresiones emocionales de los animales.“. JS Greenall et al. dentro Sociedad Real de Ciencias Abiertas, Vuelo. 9, núm. 12, 2022.
Psicología
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