Las personas con un cronotipo vespertino, también llamado “búho”, (es decir, más productivas por la noche) exhiben un aprendizaje del miedo deteriorado. Así, muestran una mayor activación del sistema nervioso autónomo en tareas de aprendizaje de miedo implícito, ha sido comprobado por un equipo internacional coordinado por investigadores de las universidades de Messina y Bolonia y publicado en Diario de Trastornos Afectivos. Según los investigadores, esta característica explicaría un mayor riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad.
El término “cronotipo” se refiere a las diferencias de desempeño que exhibe cada persona en relación a los períodos de sueño y vigilia a lo largo de las 24 horas del día. Hablamos de un cronotipo matutino o una persona “alondradora” si prefiere madrugar y desempeñarse bien en actividades que comienzan por la mañana, mientras que un cronotipo vespertino se refiere a personas que son más productivas por la noche y tienden a quedarse “Finalmente, un el cronotipo intermedio sería el de una persona que se adapta fácilmente a los horarios de la mañana y la tarde”, explica Carmelo Mario Vicario, de la Universidad de Messina y uno de los autores de la investigación, en un comunicado de prensa.

“Investigaciones anteriores han demostrado una relación entre el cronotipo nocturno y la aparición de enfermedades mentales como la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático. En nuestro estudio, investigamos si ciertos mecanismos subyacentes a estas condiciones están alterados en personas con un cronotipo nocturno y si son relacionado con el miedo a aprender”, dice Vicario. Según sus resultados, una mayor vulnerabilidad a los trastornos de ansiedad en personas con cronotipo vespertino podría estar asociada a un mecanismo alterado de adquisición del miedo.
Deterioro del aprendizaje del miedo implícito
Los investigadores utilizaron el paradigma clásico del condicionamiento del miedo, derivado de los estudios de Ivan Pavlov (1849-1936), a través de un sistema de realidad virtual. Los participantes, que llevaban cascos, se sumergieron en un entorno de realidad virtual en el que observaron estímulos visuales inicialmente neutros y pudieron predecir la aparición de una escena aterradora, incluido un monstruo que aparecía de repente simulando una agresión hacia el observador. . Tras esta exposición, los estímulos neutros asociados al monstruo (estímulos condicionados) adquirieron una propiedad emocional aversiva. Los participantes con un cronotipo vespertino mostraron una respuesta fisiológica aumentada que refleja el miedo (como un aumento de la sudoración), un efecto que no ocurrió en los voluntarios con un cronotipo intermedio (grupo de control).
Alessio Avenanti, de la Universidad de Bolonia y otro de los autores de la investigación, destaca que el estudio arroja luz sobre la influencia del cronotipo en los procesos cognitivos y afectivos, pues sugiere que la mayor vulnerabilidad del cronotipo vespertino a la ansiedad y afines los trastornos pueden estar mediados por un deterioro del aprendizaje del miedo implícito. “Los resultados obtenidos tienen varias implicaciones, por ejemplo, el cronotipo podría usarse para reducir los niveles de ansiedad y estrés, al monitorear la efectividad de la intervención con el protocolo de realidad virtual que usamos”, sugiere- él.
Fuente: Universidad de Bolonia
Referencia: “Mejora de la adquisición del miedo en individuos con cronotipo vespertino. Un estudio de condicionamiento/extinción del miedo de realidad virtual“. Chiara Lucifor et al. dentro Diario de Trastornos Afectivos, Vuelo. 311, pág. 344-352, 2022.
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