Sobrevivir a un evento traumático puede tener un profundo impacto en la forma en que percibimos, entendemos y actuamos a diario. Durante la última década, los investigadores han tratado de comprender cómo este tipo de eventos de la vida pueden alterar los cerebros de las personas que los experimentan.
En un nuevo estudio publicado en Biología de las Comunicaciones, científicos del Del Monte Institute for Neuroscience de la Universidad de Rochester han identificado cambios en la red de prominencia -un mecanismo cerebral implicado en el aprendizaje y la supervivencia- en personas expuestas a traumas (con y sin psicopatologías, como el trastorno de estrés postraumático ( TEPT), depresión y ansiedad). Usando imágenes de resonancia magnética funcional, los investigadores registraron la actividad cerebral de los participantes mientras observaban una tarea de círculos de diferentes tamaños, algunos de los cuales estaban asociados con una pequeña descarga o amenaza.

El resultado fue que las personas con TEPT mostraron una disminución de la señalización entre el hipocampo (un área del cerebro responsable de la emoción y la memoria) y la red de prominencia, así como entre la amígdala (el centro emocional del cerebro) y la red neuronal. . Por defecto, un área del cerebro que se activa cuando la persona no está centrada en el mundo exterior y se dedica a deambular.
Además de los cambios en estas redes cerebrales, los investigadores encontraron otra diferencia, pero solo en el grupo resistente al trauma. Observaron que el cerebro de las personas expuestas a experiencias traumáticas sin psicopatologías previas compensaba los cambios en sus procesos cerebrales, activando la red atencional ejecutiva, encargada de regular y monitorear las actividades cognitivas y emocionales.
La investigación también encontró que la posibilidad de una amenaza cambia la forma en que responden las personas expuestas a un evento traumático. Los investigadores encontraron que estas personas podían realizar la misma tarea que otros sujetos sin exposición al trauma cuando las emociones no estaban involucradas. Sin embargo, cuando la emoción inducida por la amenaza se agregó a una tarea similar, las personas con TEPT tuvieron más dificultades para distinguir las diferencias.
Los resultados de este estudio apoyan la hipótesis de que las personas con TEPT tienen problemas de discriminación solo cuando existe un componente emocional y aversivo. Así, los autores concluyen que en el mundo real esto podría significar que las emociones sobrecargan la capacidad cognitiva de estas personas para discriminar correctamente entre situaciones de seguridad, peligro o recompensa, provocando un sesgo hacia los estímulos amenazantes.
Imagen de Unai Aso
Referencia: “Generalización secuencial del miedo y conectividad de red en humanos expuestos a trauma con y sin psicopatología“. X.Zhu et al. dentro biología de las comunicaciones, Vuelo. 5, nº 1, pág. 1-9, 2022.
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Neurociencia
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